El presidente Andrés Manuel López Obrador estuvo a punto de llorar en el pódium al recordar la persecución de que fue objeto junto con sus hijos y familia, por parte de los órganos de inteligencia del estado, desde que inició su lucha por la transformación de México, en Tabasco.

“Yo tengo la ventaja, de que hemos sido espiados durante muchos años. Y mis hijos, desde que estaban pequeñitos…, cuando empezamos a ser oposición”, dijo durante su conferencia matutina en Palacio Nacional.

En aquel tiempo “nos costó trabajo conseguir escuelas para que los escribiéramos. Ya se pueden imaginar las que hemos pasado.

“Ellos saben que desde niños hemos tenido carros de vigilancia frente a la casa”, recordó.

Dijo que cuando empezó con el movimiento en defensa del petróleo (1995-1996), “yo traía orden de aprehensión me metieron todo el Código Penal, como once delitos”.

Agregó que para obligarlo a que se amparara o se fugara, volaban helicópteros del Centro de Información y Seguridad Nacional (CISEN) arriba de su casa en Tabasco.

“Pasaban helicópteros del CISEN estaba Jorge Tello Peón y Roberto Madrazo de gobernador, se quedaban los helicópteros encima de la casa”, refirió.

Le agradezco mucho a “Lourdes Galaz y Carmen Lira periodistas que los fueron a buscar. A mis hijos… No”, contó entre sollozos.

“Entonces ellos ya saben que es esto, me da mucho orgullo que resistan. Se han portado bien.

“Aunque una cosa es lo familiar y otra el servicio público. Mientras yo he sido dirigente ellos no han ocupado ningún cargo. Ese es el acuerdo. Yo les he pedido que se porten bien y lo hacen”, garantizó.

Además, infirió, “no pintan para  ser como el hijo de José María Morelos, de nombre Juan Nepomuceno Almonte, que se volvió traidor y se pasó al bando de los conservadores”, concluyó.